Los semáforos tradicionales tienen tiempos de operación previamente establecidos por el programador, debidamente registradas en los controladores. Aunque con eficacia comprobada, adolece del dinamismo requerido para las necesidades modernas de vialidad.
La solución desarrollada e implementada por varias regiones del país es la tecnología SCOOT (siglas en inglés para técnica de optimización de compensación de ciclo dividido), un rimbombante nombre que describe un funcionamiento semáforo dinámico.
Esta tecnología SCOOT funciona a través de unos sensores llamados «espiras», que deben ser milimétricamente calibrados para que su operación sea óptima y no obstaculice o interfiera con los tiempos de operación de los semáforos.